jueves, 3 de septiembre de 2015

Cambiando el modelo económico: Consumo Colectivo Inteligente

"...el objetivo final de nuestro modelo de pensamiento es facilitar el desarrollo pleno de la persona, de cada persona, de todas las personas y cada una de la comunidades humanas...."

Nadie puede negar que en la era de la globalización las comunicaciones han experimentado un desarrollo vertiginoso.  No existe consenso si las globalización es el resultado del avance tecnológico o a la inversa, lo que sí es de común acuerdo es el efecto que esto ha significado para la humanidad.  

Incluso la forma de comunicarnos ha cambiado mucho.  El rol y la posición del emisor y el receptor adoptaron posiciones muy diferentes.  Recuerdo que antiguamente era imposible no conocer a alguien en un viaje en micro (LISERCO) en la ruta Coquimbo a la Serena (o a la inversa).  En contraste, en estos días en la misma travesía resulta un "personaje extraño" ver a una persona que no está sumergido en su celular explorando su cuenta en alguna red social.  Esto da cuenta de un comportamiento individualista que define nuevas formas para establecer nuestras relaciones.  Se podría decir que el "individualismo" es una manifestación auténtica que nos permite describir las relaciones entre personas, se podría decir que es una magnitud cultural con la cual se puede medir -con bastante facilidad- las relaciones entre individuos, grupos de interés y como todos interactúan en sociedad.  Es justamente esta variable la que nos entrega un aspecto sesgado, miope y escalofriante de nuestro comportamiento como individuos en sociedad, nos dice que el grado de interdependencia entre las personas es cada vez menor.  Esto es sólo una apariencia que nos impulsan a creer como una máxima.  Y lo que es peor, el perverso mercado sigue alimentando el comportamiento individualista puesto que es justamente allí donde encuentra su alimento, es decir, dividir a los usuarios del modelo para vencerlos, abusando sin control,  y de esta forma obtener ganancias millonarias.

¿Porque los Demócratas Cristianos deberían cambiar el Modelo Económico?

Si consultamos a nuestro amigo Google encontraremos una impresionante cantidad de mensajes de algunos "súper héroes" que luchan por la justicia desde la trinchera de la Democracia Cristiana (si usted piensa que su ideal no es demócrata cristiano le invito a hacer un click en estas líneas y leer el artículo), invitando a todos los sectores de la sociedad chilena a compartir una gloriosa cruzada para reflexionar y cambiar el modelo económico.  Utilizando un lenguaje generalista y ambiguo intentan convencer a todo el mundo de la imperiosa necesidad de su pedido.  El problema es que terminada la majestuosa presentación del discurso evangelizador, no se logra entender en concreto cual es la forma o la acción que debemos asumir como ciudadanos (o como demócratas cristianos) para poder cambiar el modelo.


Pues bien, en el ámbito doctrinal no es complicado encontrar variadas razones fundamentales que nos debería impulsar, intervenir y generar cambios, en especial por los más postergados.  El bien común nos invita a reflexionar de que forma podemos incorporar a los más débiles, a los que sufren el abuso del modelo, es decir, el 90% de los chilenos. No podemos desconocer las grandes diferencias existentes en nuestra criolla realidad cuando apreciamos que más del 45% de los ingresos de nuestro país se concentra en las manos del 9% de la población. 


La acción 
Intentando encontrar una "acción" en consecuencia con lo planteado en el párrafo anterior, resultaba a lo menos necesario establecer algunas características básicas de dicha "acción", con el propósito de que fuera factible realizarla con facilidad.  Al respecto, la "acción" debería ser coherente con el humanismo cristiano, concreta, replicable, práctica, simple y cotidiana.  

Pues bien, luego de analizar la teoría del modelo económico, algunos datos de valor, cifras, formulas, teorías...  etc... llegue a la conclusión de que debería utilizar los mecanismos perversos del modelo a mi favor y utilizar su sinergia para generar el objetivo deseado.  

Un dato: la competencia no es tal...
En la actualidad, el sentido de competencia ha generado un conjunto de conductas que han superado todos los parámetros de la ética, esto no solamente esta ocurriendo en política, ya es claro que el efecto ha invadido todos los espacios de nuestra sociedad.  Este peligroso sentido de la competencia es uno de los elementos motivadores del mercado, resaltando la individualidad personal sobre los demás, y generando el alimento del modelo, "el consumo".   Esto debilita la prudencia, la austeridad, el honor personal y, lo que es aún más grave, la cooperación y la solidaridad.

Lo interesante es que el sentido de competencia es alimentado en los consumidores, sin embargo los grandes generadores de la oferta no cultivan la competencia (aunque aparenten que lo hacen).  Como funciona esto, por ejemplo, en nuestra querida Región de Coquimbo, las grandes cadenas de supermercados son pocas y los clientes son muchos, esto se conoce como un Oligopolio, es decir, un mercado conformado por un reducido número de productores (los supermercados), en consecuencia, son ellos quienes intervienen en la manipulación de precios, imponiendo su voluntad a los compradores.  Comprando barato y vendiendo caro.

"No existe acción eficaz sin un pensamiento que la sustente..."

Coherente con el humanismo cristiano
No existe acción eficaz sin un pensamiento que la sustente, entonces lo primero fue encontrar en la visión del Humanismo Cristiano la clave argumental de mi propósito.  Desde la visión de nuestra fuente de inspiración política, es necesario concentrarnos en la doctrina como el centro de la acción y la política como la guía de nuestro compromiso social.  Por lo tanto, en el valor de la persona se plasma el fundamento de la acción, es decir: "el objetivo final de nuestro modelo de pensamiento es facilitar el desarrollo pleno de la persona, de cada persona, de todas las personas y cada una de la comunidades humanas...".

Concreta, replicable, práctica, simple y cotidiana.
Jacques Maritain nos invita a reconocer en la "justicia social" la fuerza primaria y esencial de la comunidad política (como hecho sociológico y no como perteneciente sólo al ámbito de los partidos políticos) como requisito anterior y necesario para encaminar a los "no iguales" a un ambiente saludable de "igualdad", incentivando la génesis de la verdadera fraternidad cívica o fraternidad ciudadana.


En este ámbito, en concreto, podemos afirmar que la base del desarrollo pleno de las personas está vinculado a su bienestar, y el de su entorno familiar cercano, garantizando un ambiente seguro para crecer y vivir con justicia.  Sin embargo, esta cuestión nos presenta un nuevo desafío, el poder encontrar una acción lo suficientemente común para ser replicable, práctica, simple y sobre todo cotidiana.  

No debemos olvidar que este tipo de desafíos no es algo nuevo en el mundo de la falange y el Humanismo Cristiano.  Todo el proceso social asociativo chileno esta gestado desde los cimientos del cooperativismo.  No es casual la influencia de la DC en el fomento y apoyo de las organizaciones de base ciudadana especialmente en la constitución de las juntas de vecinos.

Pues bien, en términos prácticos, uno de los hechos de la vida diaria que podríamos evaluar para lograr nuestro objetivo -cumpliendo con todos lo requisitos mencionados- podría ser la capacidad que tienen as familias chilenas para poder lograr que el salario de cada mes alcance para cubrir todos los gastos.
 
Al respecto que podemos decir, la dieta familiar es uno de los componentes del gasto familiar que concentra la mayor concentración de dinero, especialmente en los grupos más modestos.  Aproximadamente una familia promedio chilena asigna a lo menos el 50% de sus ingresos para costear los gastos de su alimentación.

Manos a la obra.
Ya hemos mencionado que el mercado no se caracteriza precisamente por incentivar un proceso de justicia social, y los supermercados no son la excepción.  En este escenario, una de las formas más conocidas de concentrar esfuerzos para aumentar la capacidad de compra es el cooperativismo.  Sin embargo, en estos nuevos tiempos es necesario modernizar la estrategia y sugiero para ello utilizar la "Inteligencia Colectiva".  

"La Inteligencia Colectiva" no es más que la construcción de conjuntos de individuos de interacción común, es decir, la capacidad de poder agrupar aportes individuales con el propósito de generar una estructura que entregue una solución específica común o estimular la generación colectiva de un escenario deseado.   Es decir, para que se logre un resultado grupal es necesaria la colaboración o aporte de todos los involucrados en la iniciativa.  

Nuestro objetivo es aumentar la capacidad de compra de las familias chilenas en los supermercados.   Para ello necesitamos obligar a los supermercados a bajar sus precios.  En este sentido podemos desarrollar dos iniciativas:

  • Compras Colectivas Inteligentes: Podemos incentivar la compra de productos en supermercados mayoristas.  Este tipo de establecimiento tienen la ventaja de entregar descuentos muy interesantes si se compran en volumen, es decir, si se compra en grandes cantidades.  Por lo tanto, no basta con ir a comprar individualmente, la intención debe ser asociativa, por lo tanto en la medida que logremos invitar a nuestros vecinos y amigos mayor será la posibilidad de obtener descuentos por compras en conjunto.  En este punto la coordinación y la comunicación resulta fundamental y los resultados son visibles inmediatamente.  Se estima que este tipo de compras permiten un ahorro que varia entre el 50%  y el 70%.  En la medida que logremos viralizar la iniciativa se podrá masificar con mayor facilidad, esto generará a corto plazo una merma importante en los supermercados que no poseen venta mayorista, y estos se verán obligados a bajar sus precios generando ofertas atractivas para recuperar a los clientes perdidos.   
  • Concentración de Compras Colectivas Inteligentes: Si usted no tiene la posibilidad de acceder a supermercados mayoristas tiene otras herramientas de compra eficaces para incentivar la competencia y de esta forma bajar los precios.  Supongamos que en su comunidad existen 2 supermercados, el supermercado Alfa y el supermercado Bravo.  Ambos con precios idénticos (totalmente coludidos).  Supongamos que usted y los vecinos de su comunidad deciden organizarse, y en conjunto realizar sus compras (diarias, semanales y mensuales) sólo en el supermercado Alfa.  Esto va a generar una perdida importante en las ventas del supermercado Bravo, por lo cual se verá obligado a modificar su estrategia bajando los precios y mejorando su oferta e productos.

Estas iniciativas si son desarrolladas por comunidades organizadas de ciudadanos podrán incentivar la competencia entre los generadores de oferta de cualquier producto, creando escenarios favorables para transformar un Oligopolio en un Monopsonio. Rompiendo el "statu quo" del mercado y logrando condiciones de precios muy convenientes.  Los ciudadanos deben estar conscientes que si bien es cierto estas grandes cadenas de supermercados se ven aparentemente muy fuertes, dependen de sus ventas.  Es decir, si la comunidad es organizada  para generar  podrá rápidamente lograr cambios en el mercado.  Ahora depende de usted, organice a su comunidad y comience a cambiar el modelo económico estimulando un "Consumo Colectivo Inteligente".






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