sábado, 25 de abril de 2015

La falta de valores morales perjudica a los ciudadanos





Ese relativismo moral absoluto en el cual nuestra sociedad chilena funciona, permite afirmar que violar, matar, robar o cometer cualquier delito, ya no pertenece al ámbito de lo inmoral.




Actualmente , la carencia de valores morales en la política afecta únicamente a los ciudadanos.  Algunos piensan que los valores morales es tan solo un maniqueísmo de personas con un mentalidad rígida y obsoleta, cuando en la práctica son el único mecanismo de defensa que los ciudadanos tienen para protegerse desde el actuar de los poderes del estado.



Argumentando desde la excusa, específicamente desde el ámbito del tráfico de influencias, una vez más ha quedado en evidencia la más espantosa realidad, ha quedado en evidencia en forma explícita, concupiscente y grosera, como es posible abolir los valores morales a los que se califica como "injustos", sintetizando cruelmente los límites de la decencia, los límites del bien y del mal, conduciendo toda discusión a un relativismo moral absoluto donde la expresión y la palabra puede justificar lo injustificable. 



Desde aquí es posible entender nuestra horrible realidad, el dilema existe, esta realidad que violenta los derechos ciudadanos justificando lo injustificable permitiendo que un hombre culpable de matar a un ciudadano humilde, quede impune sólo por tener un apellido con "vínculos importantes".  Donde se protege a alguien por ser "privilegiado de cuna", en lugar de hacerlo responsable de sus actos.



Ese relativismo moral absoluto en el cual nuestra sociedad chilena funciona, permite afirmar que violar, matar, robar o cometer cualquier delito, ya no pertenece al ámbito de lo inmoral.  Más bien, el eufemismo se apodera del discurso, la mentira cambia de nombre y se convierte en "justicia del poderoso", contratando abogados prestigiosos y caros, con la misión de encontrar los medios y las brechas legales apropiadas para mediante una estrategia semántica y otros condimentos, lograr revertir sentencias judiciales, a lo menos cuestionables y que reflejan la enfermedad de algunos que deberían cuidar del buen uso del ordenamiento jurídico chileno.



Esta enfermedad es de rápido avanzar, con celeridad erosiona y contamina nuestra sociedad chilena, utilizando el relativismo moral para abusar del ciudadano trabajador, que no tiene poder para defenderse del sistema.  Este fenómeno no es invisible, se ve en el actuar de las AFP's, en el financimiento de campañas políticas, en la aplicación de leyes que atentan con el bienestar de todos los chilenos, en la distribución del ingreso, en el acceso universal al agua potable, en el abuso de los cobros bancarios, en la ley de pesca, en la contaminación del agua por parte de las empresas mineras, en la interpretación antojadiza del STCW por parte del estado de chile, en la tasa aplicadas por el banco central, en la especulación exacerbada del mercado...  en fin, la lista sería muy grande para mencionar en esta ocasión.



En el mundo de los sinvergüenzas, la víctima es el ciudadano honesto, común y corriente.  Pues claro, los contrarios a los valores morales en política deben estar felices y satisfechos, porque la "mentalidad rígida y obsoleta" de los valores morales y el "ciudadano común y corriente", no significan nada, para ellos no existe barrera que pueda contener el poder concentrado, tienen todo controlado.



Lo más anecdótico, por decir menos, es que son estos mismos políticos sin escrúpulos que llenos de discursos moralistas piden a los ciudadanos no tratar a la clase política con dureza, evitando los adjetivos calificativos contraproducentes, argumentando que es necesario cuidar nuestras instituciones y valorar la democracia.  Cuando son ellos los carentes de decencia, son ellos los que deberían conducir sus carreras políticas con verguenza.



Es cierto, los ciudadanos seguirán necesitando y buscando políticos honestos (en lo personal he conocido muchos), empleados públicos honestos (honorarios, a contrata y de planta funcionaria) en toda la arquitectura del estado, y tengo Fe que los van a encontrar, pero gracias al abolicionismo moral avanzado, encontrarlos será cada vez más difícil, porque los valores morales imponen límites que muchas veces son incompatibles con el comportamiento político actual.



Cuando desaparecen los valores morales, se borra con el codo la frontera entre el bien y el mal, se pierde el sentido común y se daña la democracia.

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